Empezó a trabajar a los 12 años en la verdulería de su papá, tal vez de ahí su afán por los vegetales, los cuida con la misma pasión que su papá, cuando los elegía cuidadosamente en el mercado. Los primeros cursos de cocina fueron en su pueblo a los 15 años. Estuvo a punto de estudiar turismo, pero ganó la gastronomía. Al mismo tiempo que empezaba gastronomía, comenzó a prepararse en inglés y francés para poder viajar a otro país. Y así llegó su viaje a Francia a los 20, porque Sol es una fiel creyente de que uno puede lograr todo lo que quiera si lo desea desde el corazón.
Al volver, pasó por el Papagayo y Aramburu, para luego llegar a Julia, el lugar donde encontró su hogar.
Ama agasajar a sus amigos, cocinarles y compartir ese momento con ellos. Le gusta mucho leer, viajar y trata de no perder demasiado el contacto con la naturaleza, el yoga y la meditación. Está en una búsqueda continua de crecimiento y desarrollo, personal y profesional. No le gusta sentirse juzgada o forzada a hacer algo que instintivamente no siente.
La cocina le ofreció a las personas más hermosas que pudo conocer, hoy ellos son sus amigos y su familia. Le apasiona poder transmitir felicidad a través de la comida. Ama ver las caras de sorpresa de los clientes con cada bocado. Ver eso la motiva e impulsa a ir por más.
En el futuro cercano desea seguir en Julia y disfrutar su cocina, el aprendizaje en este lugar no tiene techo; y tal vez en algún momento le gustaría volver a Francia y trabajar un par de años más.
Conciencia • artesanía • microtemporada • comunidad y diversidad.